El agua: La gran aliada del verano

En los meses más calurosos del año, vigilar nuestros niveles de hidratación es fundamental. Tomar bebidas durante las comidas y entre las mismas, no esperar a sentir sed para beber y tener una botella de agua siempre a mano se pueden convertir en los gestos más saludables a tener en cuenta. ¡Toma nota!

POR LA DRA. MONTSERRAT FOLCH

El agua es el principal componente del cuerpo humano. De media, el cuerpo humano adulto está formado por entre un 60% y un 70% de agua. Sin embargo, la cantidad de agua que contiene el cuerpo varía en función de la edad. Así, en los niños el porcentaje aumenta hasta el 75%, mientras que en las personas mayores decrece hasta el 50%.

En verano, más agua

Muchos expertos y estudios demuestran que una persona puede vivir sin comer más de 20 días, pero si no consume agua en tres días entrará en un estado de extrema gravedad. La importancia del agua radica en que es esencial en numerosos procesos fisiológicos: digestión, reacciones metabólicas, regulación de la temperatura corporal, etcétera.

Una persona adulta, en un día templado, pierde unos dos litros de agua al día a través de la respiración, la orina y el sudor, pero en los meses estivales esta cantidad llega a duplicarse o triplicarse, por lo que la hidratación y la alimentación resultanclaves.

Con la llegada del buen tiempo, el ritmo de vida cambia: realizamos más actividades al aire libre y nos movemos más. Estos hábitos, sumados a un aumento de la temperatura, el calor e, incluso en algunos lugares, un mayor grado de humedad, provocan que el gasto hídrico del cuerpo se incrementepara seguir funcionando correctamente. Por este motivo, en verano resulta especialmente importante prestar más atención a la hidratación e incrementar la ingesta de líquidos para recuperar la pérdida de agua del organismo y, si es necesario, también de sales mineralescomo el sodio, el potasio y el magnesio, fundamentales todos ellospara el equilibrio del cuerpo.

¿Por qué es tan importante la hidratación?

A lo largo del día, es fundamental que ingiramos la cantidad óptima de líquidos y alimentos que garanticen una correcta hidratación en todas las edades y circunstancias vitales. De lo líquidos obtenemos en torno el 70-80% del agua, mientras que el resto nos lo proporcionan los alimentos.

Así, ingerir la cantidad adecuada de líquido diario, además de saciar la sed, mejora los niveles de hidratación, regula el buen funcionamiento de las células, favorece el transporte de nutrientes, la lubricación de las articulaciones y ayuda a mantener la temperatura corporal. Además, evita que suframos de calambres, golpes de calor, sensación irremediable de fatiga, deshidratación, mareos o malestar general.

Factores como la edad, el sexo, el metabolismo, el nivel de actividad física y las condiciones ambientales determinan la necesidad de hidratación. En este sentido, es importante recordar que ancianos, niños, mujeres embarazadas, mujeres en periodo de lactancia, enfermos crónicoso deportistas deberán aumentar sus niveles de hidratación.

La sudoración es el principal mecanismo de defensa que el cuerpo pone en funcionamiento contra la elevación de la temperatura corporal. Para conocer si una persona posee un buen nivel de hidratación bastará con observar su orina. Si su color es amarillo pálido, significa que el nivel de hidratación es correcto, mientras que si es amarillo-marrón, más oscuro y concentrado, nos estará indicando que, posiblemente, nos encontremos ante la necesidad de consumir mucha más agua. La frecuencia al orinar también es un indicador de un correcto consumo de agua. Las personas sanas que beben los 8-10vasos de agua orinan al menos cuatro veces al día. Las que beben menos cantidad acuden con mucha menos frecuencia al baño.

¿Qué beber?

En nuestra dieta, se recomienda incluir el mayor número de bebidas posible para favorecer la ingesta total de líquidos. Para las personas sanas, dependiendo de la edad y de la actividad física, además de agua, se aconseja consumir:

-          Infusiones.

-          Refrescos.

-          Lácteos (yogur líquido, bebidas vegetales, horchata de chufa, leche…).

-          Zumos de frutas y licuados vegetales.

-          Batidos de frutas y verduras con agua y/o lácteo.

-          Caldos vegetales.

-          Bebidas con sales minerales y refrescantes, entre otras.

-          También se recomienda aumentar el consumo de agua a través de una alimentación que potencie el consumo de:

• Verduras, frutas y hortalizas en forma de cremas frías (gazpacho, vichyssoise, crema de tomate y sandía o de fresas y tomate…).
• Ensaladas sanas, coloridas y variadas.
• Fruta natural.
• Variado de crudités de verduras.
• Verduras al horno o papillote.
• Brochetas de verduras y frutas,etcétera.

Via CosmoBelleza  

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